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Enfermedad del Beso

La enfermedad del beso (también conocida como mononucleosis infecciosa) es una enfermedad viral infecciosa causada por el virus de Epstein-Barr, un tipo de virus herpes al que ya han sido expuestos más del 90% de los adultos y que se transmite principalmente por la saliva. En general, es una enfermedad leve que incluso puede pasar desapercibida o mostrar solo síntomas de debilidad y cansancio.
 
La mayoría de las personas están expuestas a este virus cuando son niños, y en ese caso la enfermedad no produce síntomas perceptibles o sólo similares a una gripe. En los países en desarrollo, las personas están expuestas al virus en la infancia temprana con más frecuencia que en países desarrollados. Debido a esto, la enfermedad en su forma observable es más común en los países desarrollados. También es más común entre los adolescentes y adultos jóvenes.
 
Especialmente en adolescentes y adultos jóvenes, la enfermedad del beso se caracteriza por fiebre, dolor de garganta y fatiga, junto con otros signos y síntomas posibles. Se diagnostica principalmente por la observación de los síntomas, y puede ser confirmada mediante varias pruebas de diagnóstico.
 
Anteriormente, la mononucleosis había sido identificada como un síndrome clínico donde aparecía fiebre, faringitis y adenopatía. Aparte del nombre coloquial de “enfermedad del beso” (debido a su transmisión por la saliva), también se la conoce como “mono” en América del Norte y fiebre glandular o fiebre monocítica en otros países.
 
No existe un tratamiento específico o terapia para la enfermedad del beso, y la eficacia de los antivirales de última generación aún no se ha demostrado de forma definitiva. A los pacientes con casos graves se les recomienda que reposen en cama y eviten la actividad durante 1-2 semanas después de que aparezcan los síntomas. A los pacientes con casos más leves simplemente se les aconseja evitar las actividades extenuantes y eventos deportivos hasta la disminución de los síntomas, que normalmente se produce pasados alrededor de dos meses. También se les aconseja evitar deportes de contacto para reducir el riesgo de ruptura del bazo, que se agranda a veces a causa de la infección con el virus de Epstein-Barr.