Los síntomas de la rinitis alérgica incluyen estornudos, secreción nasal, congestión nasal, ojos llorosos y picazón en los ojos, nariz y paladar (cielo de la boca). La sinusitis también es frecuente, con un cuadro de rinosinusitis (rinitis + sinusitis). Otros síntomas comunes son: dolor de garganta, ronquidos, tos y disminución del paladar y del olfato.
Dos señales típicas de la rinitis alérgica son la profundización de las líneas de los párpados inferiores (señal llamada de líneas de Dennie-Morgan) y el oscurecimiento de la piel debajo de los ojos, como una ojera.
La rinitis alérgica en algunas personas puede ser estacional, ocurriendo apenas en determinadas épocas del año. En cambio, muchos pacientes presentan un cuadro casi constante de rinitis alérgica, como numerosos episodios a lo largo de todo el año. Estos, por lo general, son aquellos que quedan expuestos a alérgenos constantemente, sea en casa o en el trabajo.
Si el paciente convive en un medio donde está expuesto al alérgeno de forma frecuente, la tendencia es a que los síntomas empeoren y que consecuentemente una menor cantidad de alérgeno sea capaz de desencadenar las crisis. Algunas personas se tornan tan sensibles que otros factores pueden pasar a desencadenar la rinitis, como exposición al frío, humos u olor fuerte.