Aunque muchas veces es frecuente ver a los niños respirar por la boca condicionados por tener alergias, crecimiento de adenoides y/o anginas, infecciones respiratorias, exceso de moco, etc., se trata de un mal hábito que puede ocasionar numerosas afectaciones en la salud general: pérdida de audición, cambios en la postura, deformaciones del paladar, deformaciones faciales y alteraciones del habla, etc.
Hablaremos del problema de salud bucodental que puede acarrear a medio y largo plazo, el que nuestro hijo/a mantenga de forma prolongada una respiración bucal.
¿Por qué es importante respirar por la nariz?
Cada una de las partes de nuestro cuerpo tiene una función única y definida. En el caso de la nariz es la respiración. El ser humano debe realizar una respiración nasal porque de este modo, la nariz es capaz de filtrar las partículas y los microbios que se encuentran en el medio ambiente y que inhalamos continuamente. Además de este filtro, también caliente el aire para que pueda llegar a los pulmones en las condiciones adecuadas.
La boca, sin embargo, tiene funciones como masticar, digerir, tragar saliva y alimento, hablar, sonreír, etc. Esto no significa que si estamos constipados no podamos respirar por la boca. Todo lo contrario, no nos queda otra alternativa, y si es un proceso puntual no sucede nada. El problema viene cuando se trata de un hábito continuado en el tiempo.
Signos para identificar que nuestro hijo respira por la boca:
– Fijarnos en el rostro: cara alargada y estrecha, ojeras y ojos cansados, nariz pequeña, narinas estrechas. Boca entreabierta debido a que el labio superior es corto. Labio inferior voluminoso, reseco y agrietado.
– Duerme con la boca abierta, ronca e incluso hace apneas.
– Come con la boca abierta.
– Tiene voz gangosa y el paladar estrecho y hundido.
– La dentición se retrasa.
– Suele tener abundantes mocos e incluso tos de predominio nocturno o al estar acostado.
– Se observan también trastornos del desarrollo en niños, que presentan apiñamientos dentales, maloclusiones dentarias y óseas, deformación de la mandíbula, (además de otros síntomas como dolores de cabeza y de cervicales)
– En los adultos es frecuente ver los síntomas más acentuados: bruxismo, asimetrías faciales, disfunciones de ATM, apnea del sueño
En estos casos es bueno llevarlo con el otorrinolaringólogo para descartar algún problema de la vía aérea