Tradicionalmente se ha considerado que la nariz masculina debía tener carácter, asociándose masculinidad o virilidad al poseedor de una nariz prominente.
En cambio, el paradigma de la nariz femenina era que ésta fuera pequeña. Pero, a lo largo del último siglo, esa aceptación cuando no admiración por las narices masculinas importantes ha ido cambiando, y aunque sigue siendo más fácil para un hombre que para una mujer ser portador de una buena nariz, hoy los elementos que consideramos para que una nariz sea atractiva han cambiado un poco.
La diferenciación sexual hizo que los machos se dedicaran a perseguir o huir de las presas y animales peligrosos, por lo que la nariz en ellos se desarrolló más que en las hembras, a fin de adaptarse a estas actividades. Así, se fueron configurando las ecuaciones nariz pequeña = nariz femenina y nariz grande = nariz masculina. La nariz grande y larga en los hombres se consideraba un atributo de su virilidad, casi un equivalente al tamaño de pene, que también ha sido el mito ancestral en este punto.
Está claro que antes una nariz masculina grande era más importante que ahora, pues atribuían a los poseedores de una nariz larga y bien dotada las cualidades de la sensatez, confianza, seriedad, disciplina.Todo esto ha cambiado mucho, por más que sea evidente que para un hombre siga siendo más fácil de asumir una nariz grande que para una mujer. Son precisamente esas narices que antes se llevaban con tanto orgullo las que ahora más se solicitan para una rinoplastía. Los portadores de una nariz griega detestan esa falta de ángulo en la raíz nasal y nos piden que rebajemos el hueso para recrearlo. Y si las narices aguileñas o raciales disgustan y acomplejan, las narices romanas y alargadas tal vez gusten aún entre los franceses pero en nuestro país no es así.
Los cambios actuales se enfocan en las siguientes características, según los expertos:
oUna nariz recta, proporcional al tamaño de la cara y con una raíz bien marcada indica juventud. Nuestra nariz crece a lo largo de los años, y las narices grandes entonces denotan mucha edad. La nariz es uno de esos rasgos que más indican en nuestro rostro el paso de los años, por lo que si la nariz no tan grande, incluso un poco pequeña, equivale a juventud.
•El rol masculino ha cambiado muchísimo. Una nariz grande indicaba carácter y autoridad, en cambio una nariz pequeña se asocia a juventud y un carácter menos dominantes, tal vez un compañero más afable y colaborador. Aunque no se puede generalizar en gustos, las encuestas indican que ya no gustan tanto esas narices enormes, hoy los varones más deseados tienen narices menos llamativas, más pequeñas. Un detalle importante de aclarar en este punto es que estamos hablando estrictamente de la forma y su dinámica facial. Esto sobretodo al valorar figuras publicas donde además de los rasgos faciales los asociamos a su personalidad o estatus social, donde se valoran otras cosas mas allá de la imagen física.
•La globalización. Los orientales, con narices muy pequeñas y planas, solicitan occidentalizar su nariz, aumentando o elevando su dorso y punta. Los varones de Centroamérica desean una nariz con una punta más rotada y menos caída, menos racial. Los portadores de narices negroides, de punta muy ancha y plana con orificios nasales muy visibles solicitan elevar y estrechar la punta ( siendo lo deseable no llegar a casos tan dramáticos como el de Michael Jackson).Ya no parece deseable una nariz racial.
Actualmente la rinoplastia es la intervención de cirugía estética más demandada entre los hombres, y casi un 25% de las rinoplastias se realizan a hombres. El objetivo, obviando los casos de reconstrucción o postraumáticos, es lograr una nariz que no llame la atención. Pocos rasgos acomplejan tanto como una nariz desproporcionada o excesiva, pues tiende a ser objeto de sátira o burla si es extrema, pero nunca de alabanza si es bonita. Puede estropear todo el conjunto, por más bello o armonioso que sea el resto. De hecho, las primeras rinoplastias estéticas fueron para tratar importantes rinomegalias, que deprimían y bloqueaban la vida social y laboral de estos pacientes. No es una cuestión de vanidad. Se trata de conseguir una nariz armónica con el resto de los elementos de la cara, que no resulte visible aunque no muy pequeña, falsa o se vea operada, que aporte no solo virilidad, sino juventud y confianza.