La rinitis alérgica (también conocida como alergia respiratoria) es una reacción de las membranas de la mucosa de la nariz (nasal) después de una exposición a ciertas partículas como el polvo, de polen u otras sustancias que están en el aire que desencadenan una serie de reacciones a nivel local y celular con efectos a nivel de TODO el aparato respiratorio. Es un problema de salud pública, en la mayoría de las grandes ciudades es un problema que se presenta durante todo el año, aunque hay pacientes que padecen los problemas de tipo estacional.
Esta inflamación genera la presencia de hiperreactividad nasal, cuando el individuo esta ante la inhalación de alérgenos (que son sustancias, básicamente proteínas que desconoce el cuerpo). Algunas personas con rinitis alérgica pueden desarrollar pólipos nasales, sinusitis y problemas de otitis media serosa, principalmente en los niños. Es importante destacar que la alergia la produce una sustancia no reconocida (alérgeno), que genera un estado de hiperactividad y donde existen factores que pueden detonar esta hiperactividad como pueden ser los cambios de temperatura o las infecciones. Dicho en otras palabras las alergia no provienen del frío, de los aires acondicionados o de la lluvia, mas bien lo que sucede con el frío y la humedad es que la vía aérea esta más expuesta a sufrir la exposición a estos alérgenos porque sus sistemas de defensa local pueden disminuir con los cambios en la temperatura del aire.
¿Qué es la alergia y qué la produce?
Alérgeno es cualquier partícula que tenga la capacidad de desencadenar una reacción alérgica, que no es otra cosa que una reacción del sistema inmune LOCAL Y SISTEMÁTICO, a agentes extraños. Los alérgenos pueden entrar en contacto con nuestro cuerpo por:
• Inhalación: como polen, humo, productos químicos, polvo, etc.
• Ingestión: como comidas, medicamentos y suplementos.
• Contacto con la piel: como sustancias químicas, perfumes, cremas, látex, plantas, etc.
• Inoculación en la piel: como picaduras de insectos.
Lo que causa la reacción alérgica no es una acción directa y activa del alérgeno, sino la respuesta exagerada del organismo al contacto con el mismo. Esto explica por qué algunas personas tienen alergia a determinadas partículas y otras no. El polen, por ejemplo, puede ser alérgeno para algunos e inofensivo para otros.
Rinitis es la inflamación de las mucosas de la cavidad nasal, causada generalmente por una infección viral o por una reacción alérgica. El concepto de rinitis alérgica cada vez esta más en desuso y se prefiere el concepto de ALERGIA RESPIRATORIA.
¿Cómo surge la rinitis alérgica?
La rinitis alérgica surge cuando una persona alérgica inhala alguna partícula que estimula su sistema inmune. En la infancia, entramos en contacto con diversos alérgenos potenciales sin que tengamos mayores problemas. Las personas alérgicas son aquellas que al entrar en contacto con determinadas partículas producen anticuerpos contra ellas, como si fuesen agentes invasores, desconocidos y dañinos para el cuerpo, como virus, bacterias, etc., el detalle con el paciente alérgico es que lo hace con sustancias que estamos expuestos de forma común como el polvo, pelo de animales o alimentos los cuales no reconoce y los considera “dañinos”.
Vamos a usar el polen como ejemplo. Las personas alérgicas al polen son aquellas que al entrar en contacto con este alérgeno por la primera vez producen en gran cantidad un anticuerpo llamado IgE. A partir de este momento, la mucosa nasal comienza a quedar poblada de una célula del sistema inmune llamada mastocito, que posee varios anticuerpos IgE especifica para ese alérgeno en su superficie. Es como si el cuerpo pensase que el polen es un asaltante y por ello pasase a llenar la cavidad nasal de guardias (mastocitos) altamente armados (IgE). Así que cuando la persona entra nuevamente en contacto con el polen, los anticuerpos IgE rápidamente lo capturan, activando los mastocitos que liberan varios mediadores químicos para destruir al invasor, siendo el más importante la histamina, responsable por los principales síntomas de la rinitis, los cuales serán explicados más adelante.
Los síntomas alérgicos de la rinitis alérgica son, por lo tanto, un efecto colateral de la guerra química que el sistema inmune mantiene contra algunas partículas. El polen en sí no causa ningún mal, pero el sistema inmune (hiperactivado) del alérgico no piensa así.
Las personas no alérgicas son aquellas que entran en contacto con el polen, por ejemplo, y correctamente no desarrollan IgE específicas contra él. En otras palabras, el cuerpo reconoce el polen como partícula extraña, pero no lo ve como una amenaza y no produce anticuerpos contra el mismo.
Factores de riesgo de la rinitis alérgica
Como la rinitis alérgica no es otra cosa que una reacción alérgica de la cavidad nasal, las personas con otras enfermedades de origen alérgico, como asma, eczema, conjuntivitis alérgica, urticaria, etc., presentan un mayor riesgo de tener rinitis de origen alérgico. Y esto es porque la alergia es un problema SISTEMÁTICO. La reacción inmune que sucede es la misma, lo que cambia es el sitio de afectación y por ende los síntomas se relacionan al sitio de afectación.
Otros factores de riesgo de la rinitis alérgica incluyen:
• Ser del sexo masculino.
• Antecedentes familiares de alergias.
• Nacimiento durante la época del polen.
• Bebés que pararon la lactancia materna precozmente.
• Exposición frecuente al humo del cigarrillo en el primer año.
• Exposición precoz a los antibióticos.
• Vivir o trabajar en ambientes ricos en potenciales alérgenos.
Síntomas de la rinitis alérgica
Los síntomas de la rinitis alérgica incluyen estornudos, secreción nasal, congestión nasal, ojos llorosos y picazón en los ojos, nariz y paladar (cielo de la boca). La sinusitis también es frecuente, con un cuadro de rinosinusitis (rinitis + sinusitis). Otros síntomas comunes son: dolor de garganta, ronquidos, tos y disminución del paladar y del olfato.
Dos señales típicas de la rinitis alérgica son la profundización de las líneas de los párpados inferiores (señal llamada de líneas de Dennie-Morgan) y el oscurecimiento de la piel debajo de los ojos, como una ojera.
La rinitis alérgica en algunas personas puede ser estacional, ocurriendo apenas en determinadas épocas del año. En cambio, muchos pacientes presentan un cuadro casi constante de rinitis alérgica, como numerosos episodios a lo largo de todo el año. Estos, por lo general, son aquellos que quedan expuestos a alérgenos constantemente, sea en casa o en el trabajo.
Si el paciente convive en un medio donde está expuesto al alérgeno de forma frecuente, la tendencia es a que los síntomas empeoren y que consecuentemente una menor cantidad de alérgeno sea capaz de desencadenar las crisis. Algunas personas se tornan tan sensibles que otros factores pueden pasar a desencadenar la rinitis, como exposición al frío, humos u olor fuerte.
Tratamiento de la rinitis alérgica
Además del control de los síntomas, el tratamiento de la rinitis alérgica debe siempre de estar dirigido a la reducción de la exposición a los alérgenos desencadenantes de las crisis. Si el alérgeno es desconocido, existen exámenes de alergia de piel que pueden identificarlo.
1- Solución salina: el lavado de las narinas (orificios nasales externos) con suero fisiológico u otras soluciones salinas es eficiente para eliminar los alérgenos adheridos a la mucosa nasal en aquellos casos más leves. El lavado puede realizarse varias veces al día y puede ser usado para limpiar la cavidad antes de las aplicaciones de otros medicamentos.
2- Descongestionantes nasales: durante muchos años, los descongestionantes nasales fueron los medicamentos más populares en el tratamiento de la rinitis. Las sustancias más usadas son pseudoefedrina, fenilefrina y oximetazolina. Estos medicamentos pueden causar una constricción de los vasos nasales, disminuyendo la secreción de mucosidad y aliviando los síntomas. Sin embargo, esos sprays nasales NO deben ser usados por más de tres días seguidos, pues suelen causar dependencia, con lo cual la nariz vuelve a quedar entupida a no ser que se usen de nuevo dichos descongestionantes. Esta dependencia es de difícil reversión.
3- Antihistamínicos: como la histamina es la sustancia que causa los síntomas de la rinitis alérgica, los medicamentos antihistamínicos pueden ser usados para el tratamiento. No obstante, pese a que los antihistamínicos disminuyen los estornudos, la picazón y la secreción nasal, no son tan efectivos contra la congestión nasal, de tal manera que se vuelve necesario el uso de un descongestionante. Es muy común en el mercado la asociación de una solución nasal que combine un antihistamínico y un descongestionante.
Los antihistamínicos también pueden ser tomados en comprimidos, sin embargo, por lo general, causan cierta somnolencia. Los más comunes son Loratadina, desloratadina, cetirizina, levocetirizina, difenidramina, clemastina y fexofenadina.
4- Corticoides nasales: los corticoides por vía nasal son actualmente el medicamento de primera línea en el tratamiento de la rinitis alérgica. Existen varias opciones en el mercado: fluticasona, mometasona, budesonida, flunisolida, triancinolona y beclometasona. Todos estos tienen prácticamente la misma eficacia. Los pacientes con cuadro de congestión nasal muy intenso a veces necesitan usar descongestionantes nasales y antihistamínicos por uno o dos días antes de iniciar el corticoide, para que éste tenga mayor eficacia.
Los corticoides nasales son efectivos en el tratamiento y la prevención de la rinitis alérgica, pudiendo ser usados incluso fuera de las crisis.
Contrario a los corticoides sistémicos, los corticoides nasales son medicamentos seguros que pueden ser usados seguidamente por muchos años. Apenas se aconseja que los pacientes que están usando corticoides nasales por prolongados periodos tengan su cavidad nasal examinada por un otorrinolaringólogo periódicamente para evitar las raras complicaciones, como lesiones de la mucosa e infecciones.
5- Inmunoterapia:la inmunoterapia es un tratamiento dirigido a desensibilizar al paciente respecto a los alérgenos. Consisten en la inyección de pequeñas dosis del alérgeno de manera que el organismo se acostumbre al mismo, disminuyendo así la respuesta a su exposición. La inmunoterapia actualmente sólo existe para los alérgenos más comunes, como polen, ácaros, pelos de animales, etc. El tratamiento dura algunos años y no debe ser interrumpido, pues corre el riesgo de perder su eficacia. Cabe aclarar que la inmunoterapia también tiene algunos detractores. En primer lugar es el tiempo de duración ya que como se mencionó líneas arriba es un tratamiento largo, en promedio dos años, y generalmente se ven los primeros resultados a los 6 meses. En segundo lugar del 100% de pacientes que se someten a inmunoterapia, solo el 30% va a responder (De acuerdo a resultados revelados por la Academia Americana de Alergología).
Finalmente el hecho de haber consumido una inmunoterapia especifica contra algún alérgeno, si bien puede controlarla, un paciente puede desarrollar nuevas formas de alergia a lo largo de su vida, por lo que el haber consumido las vacunas no garantiza el desarrollo de nuevas alergias.